sábado, 24 de febrero de 2007

Una ayuda por el Olvido



Alzo los brazos, quisiera volar.
Alzo el rostro hacia un horizonte
donde nadie ni él
me pudiese golpear-
golpear así con el puño en la cabeza
para bajarla,
desplomada en el suelo por el acto imperdonable
de mis manos, la mentira en mis ojos,
el miedo plasmado en los versos, en cada verso.
como un pajarillo chiquitito,
sin ganas de ser visto-
lo alumbran igual con ventanas
de par en par.
Como un pajarito nocturno,
escondido en las luces de la luna,
en el reflejo de las posas
de sus lágrimas,
él sigue lastimando aunque me ayudan
a que lo olvide,
aunque me gritan que lo olvide-
grítenselo al tiempo, él es más culpable
que yo al recordarlo.
Como pajarito vuelo en la imaginación
de un norte, de un sur
posando la voz en vías férreas oxidadas,
y el tren dislocado frente a mis prosas-
instalando las alas, sin espera a nada
instalando los ojos en los árboles,
a su troncos robustos,
a la brisa que caiga o acomode,
golpeando el cielo sin ansias-
con más que sueños.
Alzo la esperanza ya no en el polvo
ciega a mis ojos-en otro-
dícese ser mi espejo,
que sanará mis penas y yo las suyas
con un solo lamido.
Como un pajarito-de noche,
lastimo el recuerdo, recordando
(valga de nuevo la redundancia)
pero no he caído en alfombra blanda,
no me he deslizado por su boca
que redondeaban mis palabras,
resbalando por el inútil poema
de Romeo cuando recita a su Julieta-
inútil, mi Romeo me hiere con las ganas
cabizbajas de amarme.

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